miércoles, 25 de agosto de 2010

Exilio en el libro " Cuarenta Grados" de Askari Mateos

ELas bardas se hacen más grandes, los operativos más frecuentes y la tecnología se perfecciona para contener su avance. Sin embargo, la ley de la oferta y la demanda se impone y los ríos de migrantes latinos en busca de empleo no deja de fluir a los Estados Unidos. (Tomado del informe México, tierra de migrantes de la revista Letras libres).
¿Qué ha sido de la patria que todos conocíamos y adorábamos los días del grito de la independencia? ¿Dónde ha quedado el país de la abundancia, de la esperanza eterna, del sí se puede? Tal parece que los slogans no funcionan pues cada vez tenemos un país fragmentado en muchos sentidos, persiguiendo el american way of life muchos mexicanos se enfrentan al exilio, pues casi veinte millones de ellos se encuentran en el “Norte”.Este ha sido el leitmotiv del libro Cuarenta grados de Askari Mateos, sus personajes deambulan de un lado a otro de la frontera, desafiando al destino entre los polleros y el desierto, los muros y los puentes, el río y la migra. Con sus seis textos Askari nos remite a miles de historias conocidas muy de cerca en las familias mexicanas, historias de suspenso, de terror y de sueños vueltos pesadillas, pues “para barrer los dólares” falta mucho más que tener una buena escoba.De ahí que el tío, el sobrino y el amigo de éste que salieron de Tlacolula para cruzar el desierto de Arizona donde miles han cruzado y otros tantos han muerto; o el sinfín de familias fraccionadas porque el padre salió a buscar suerte, que poco a poco se desgranan como el maíz, yéndose después los hijos, para dejar lo que realmente nos unía; no es extraño escuchar cómo es que los polleros transportan indocumentados, en las cajuelas, en contenedores, como en el caso del cuento Carretera 77; incluso no es extraño que para triunfar en la vida en los “united” la prostitución sea uno de los camino más cercanos que las mujeres encuentran, haciendo referencia al texto Hollywood Boulevard, aparte de tantos otros como sirvienta, lavaplatos, niñeras, pizcadoras en las yardas, y todos los trabajos subempleados que hasta los hombres le entran, pues es bien sabido que los mexicanos trabajan donde los gringos no quieren trabajar.
A veces creo que todos tenemos un pariente en el “otro lado” que no acaba de quedarse, pues regresa a casa con el ansia de comer todo un bocado de México para volver al trabajo rutinario en Estados Unidos y siempre añorando el terruño.Dando respuesta a mis preguntas iniciales diría que seguiremos dando de gritos, la forma y momentos van a depender de nuestro color y tamaño, la abundancia se la llevaron, la esperanza continúa en nuestras visitas cada vez multitudinarias a las iglesias y el sí se puede, ya se pudo o nunca se podrá. Aumentamos el exilio de las cosas que amamos.

Eso es lo que nos comparte el autor, la narración de vivencias, la experiencia migratoria, el exilio, la separación de la tierra natal, por decisión propia o por las circunstancias. Cuántas historias más quedaron en el cajón, nos queda la pregunta, sólo espero que éste y otros temas nos comparta posteriormente.



Sergio Arnoldo Contreras Valdovinos
Texto de la presentación del
libro "Cuarenta Grados" de Askari Mateos

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