Seth
Alvarez.

Vanessa, platícame
un poco, como y cuando empezaste en la escritura
Creo que todo comenzó visualmente. Primero fue la
televisión y algunos programas unitarios que veía de niña, luego, me entusiasmó
el cine, la manera en que se contaban las historias. Me gustó el material que
leía sobre cine en revistas especializadas. Cómo abordaban una historia desde
diversos formatos; fotografía, escenografía, narración, etcétera. Una tarde simplemente comencé a
escribir, fue por así decirlo, muy natural. Estaba escribiendo mi primer cuento
a los 18 y fluía con asombrosa rapidez.
¿Te acuerdas
cual era?
El cuento trataba sobre mis días de preparatoriana
y cómo veía el mundo a los 18 o 17. La injerencia de la iglesia en la educación
y los códigos de amistad entre chicas de la misma edad.
¿Y qué te
dijeron en tu casa, cuando decidiste ser escritora?
Mi madre es maestra en lengua y literatura, así que
los libros siempre estuvieron en casa, aunque ello no era del todo una puerta
abierta para tomar la decisión. No es que no estuviera de acuerdo, pero antes
de interesarme en escribir, había mostrado más interés en el diseño que la
escritura.
¿Esa es tu
otra profesión, verdad?
Sí, el diseño de modas.
¿Pero qué
disfrutas más el diseño o las letras?
Bueno, son dos fórmulas distintas por así decirlo.
En el diseño se trata de proporciones y en la escritura también, sin embargo
creo que los lenguajes varían, el desarrollo es distinto. A veces me siento más
ágil o arriesgada en el diseño que en la escritura y viceversa. Al mismo tiempo
creo que ambos demandan belleza, equilibrio, construcción, se trata de vestir
intenciones y hacer que el terminado sea perfecto.
En cuanto a
la escritura que es lo que prefieres, ¿Cuento, Poesía, Novela?
Siempre he sentido una atracción poderosa con la
novela, me gusta la disciplina y el tiempo que demandan. No perder el hilo
conductor desde el principio, saber qué movimientos quieres y repensar cómo vas
a llegar a ellos. Pero el cuento y la poesía han abonado el campo, me han
empujado a encontrar el tono y la prosa que busco. Aunque es una
retroalimentación continua y constante y creo que se deben trabajar, elegiría
la novela.
¿Y cuál es
tu proceso creativo?
Bueno, cuando no escribo trato de leer y continuar mis búsquedas, afincarme en
nuevos estilos, ver en qué van los libros. Cuando escribo, particularmente una
novela, no me gusta abandonarla aun cuando no esté logrando lo que quiero. Es decir,
trato de escribir casi todos los días, claro que hay días buenos y días donde
salen muy malas cuartillas. Pero por lo general me gusta trabajar por la tarde
noche. Aunque por la mañana muy temprano también.
¿Tu
formación es autodidacta o estudiaste en alguna escuela?
Autodidacta. Ya tenía varias novelas, antes de
tomar el primer taller de novela. Supongo que escribí sabiendo que todo eso
quedaría guardado. Aun así no hay mejor taller que ese, escribir y leer.
¿Qué
escritores te han influido?
La primera novela que leí fue el Zarco. Luego vinieron
algunas novelas de Angeles Mastretta, Jaime Bayly, Cristina Rivera Garza, Julio
Cortázar, Paul Auster , Amelie Nothomb y Virginia Woolf. He llegado a novelas
muy distintas que no obstante parecen tener puntos en común.
¿Cuál es la
última novela que leíste y que recomiendes?
Ay. Me gustó muchísimo El jardín del edén de Ernest
Hemigway. Una novela que demoró años en escribir y que mientras la hacía,
escribía otras más. Pero su simpleza y continuidad son asombrosas. Los
personajes son como círculos que ruedan sobre su propio epicentro. Me gusta la
familiaridad y la brevedad de la
historia. También terminé de releer Un cuarto propio de Virginia Woolf, que me
parece un libro extraordinario, vigente y que ensayísticamente ofrece muchós
temas.
Hace unos
momentos comentaste tu gusto por el cine ¿qué novela te gustaría ver en
pantalla?
Los disparos del cazador de Rafael Chirbes. Un
cuento de Mónica Lavin llamado La cintura equivocada, Yo etcétera de Susan
Sontag, Una desolación de Yasmina Reza. Creo que me entusiasma más la idea de
verlas convertidas en obras de teatro. Me gusta el rigor del teatro.
¿Entonces en
cine, que te gusta?
Las mismas. Pero me gustaría ver en el cine, la
correspondencia que sostuvieron Anais Nin y Henry Miller durante años.
¿Ves cine mexicano?
Sí lo veo.
¿Cómo lo ves,
que le falta, que le sobra?
Creo que le sobra pretensión. Quizá es sólo mi
percepción pero, a ratos es casi inaudible el sonido. Hay a ratos mesura en
jugar con ciertos tonos o atmósferas y por ende caemos en el cliché. Sucede con
los libros, no es exclusivo del cine. No sé qué falta, tampoco lo sabría en la
literatura, pero sé que expropiar áreas nuevas es el germen para entender otro
lenguaje en la misma disciplina.
¿Volviendo a
la literatura, que me dices de Signos Vitales?
La novela SV se convirtió en mi laboratorio
personal. Fue también un desahogo y el mejor pretexto para escribir en DF. Me
conmueve los lugares que ha tocado y lo que ahora, al pasar casi 2 años desde
que la escribí ha sucedido conmigo. Me he enfrentado a mí misma y al dialogo
interno y he llegado a la conclusión de que se escribe lo que se puede, lo que
se quiere y lo que se tiene en el momento. La escritura es músculo que al
ejercitarse se pone mejor. Lo deseo.
¿Hay mucho
de ti en esa novela?
Hay mucho de mí en todos mis textos. Es como veo el
mundo, cómo lo siento en ese tiempo y espacio en que surge y puede o no
gustarme lo que lea al paso del tiempo, pero la escritura responde al tiempo en
que es escrita por quien la escribe. Así que siempre sucederá así. Sí lo hay.
¿Cómo te
definirías?
Creo que sumamente emotiva, a veces cínica, me
gusta probarlo todo, aunque con el tiempo no lo era, he aprendido a tomar
decisiones y no retractarme de lo que digo. Así que supongo que al hacerme
mayor, lo que he evitado ser, al final sólo se consuma.
¿A dónde te
gustaría llegar?
Me gustaría seguir escribiendo. Maravillarme por
libros que lea, entusiasmarme por el mundo y llevar ese asombro textualizado a
la pantalla. Tampoco quisiera quedarme sólo en el papel, me gustaría explorar
otras áreas, jugar con el pedazo de mundo que ahora toco.
¿Alguna
novela en puerta?
Estoy armando cuentos, me ha motivado mucho lo que
he leído y las conversaciones con gente que también escribe. Quiero atender
estas pulsiones y quedarme con le cuento porque ahora creo que esa es la
voluntad de mi cuerpo. La novela sigue ahí, aunque de momento sea otro su
cuerpo, me gusta mucho el cine y las historias que se cuentan en otros formatos
visuales.
¿Quizás el
guion?
Quizás. Algo hay de eso.
Y por último,
¿Qué te pareció Manzanillo?
Me gustó muchísimo, hay rasgos del sur que no se
pueden ignorar. De entrada la cercanía geográfica con Acapulco. La presencia
del mar que aparece como un golpe, es poderosa. Los que vivimos cerca del mar
ya no nos asombramos por esta colonización marina, pero verla así, como
irrumpiendo en la tierra, es casi un milagro, y no tiene que ver con la
religión, sino con la significación del suceso como tal.
Muchísimas gracias
Vanessa Téllez, te esperamos nuevamente en Manzanillo.
Diario El Noticiero 22 de junio 2014.
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