A Patricia Chem Chi
Mariposa incendiada la noche huele a incienso.
Grumos de luz temblando frente al viento,
pagodas diminutas: faroles en manos de los niños.
Como una flor de loto la Luna se abre.
Sus pétalos –evanescentes besos- se derraman como el vino.
Ninguna nube amenaza su esplendor.
En el patio estridula un grillo.
Las doncellas bailan.
En la mesa los panes semejan blancos corazones diminutos.
Mi pecho, una granada;
mis manos, flores de durazno.
Manzanas y toronjas, uvas y melones se congregan.
Armonía.
Como de una taza de té mi padre sorbe en la memoria,
se inclina ante ancianos venerables
y yo soy el rayo de Luna cayendo
en el Corazón del Otoño.
Óscar Wong
http://poesiadewong.blogspot.com
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Palabras que se escapan.