Sin explicación
Felix Marinez
Juntos veíamos pasar la primavera,
los pájaros construían sus nidos
y nuestros besos se
multiplicaban.
Me perdía en tu cielo,
te entregaba mis sueños
que se extraviaban en tus brazos;
la cama ardía con tu presencia.
La vida seguía su ritmo,
nosotros inventamos otro,
que bailábamos con alegría.
Un día la magia se arrinconó
entre las maletas
y las mariposas te reclamaban sus alas,
te ibas sin decir adiós,
dejándome con un silencio
en tu nombre… Teresa.
El amor
Felix Martinez
No siempre está
en el mismo lugar,
anda en camión, en taxi
o ronda en cualquier rincón.
Él quiere estar en el corazón,
en el alma o junto a ti.
Va, grita, sonriendo,
dando vida a la tristeza.
Viene , empuja, levanta.
Él está donde desea estar,
sin demora, sin prisa,
en el momento justo
como las campanadas del reloj,
no le importa si está
un minuto o toda una eternidad.
Él así es ufano
viajando sin control
de corazón en corazón.
EL FARO
DE CAMPOS
Martha Gutiérrez
En
la penumbra del anochecer, una estela intermitente indica su presencia; gira
una y otra vez, acompañando la soledad de una figura larga, de un blanco
fantasmal.
Ningún ruido opaca el fragor de las olas mientras intenta destruir al
inoportuno que desliza su luz sin descanso.
Los
navegantes modernos traen aparatos sofisticados para señalar coordenadas
exactas; ya no es necesario escudriñar el horizonte en búsqueda del destello. El
no lo sabe y su aspecto majestuoso desafía el impacto de sus rompientes, que
durante años, muchos años, estalla a sus costados, cimbrando su nacimiento,
resbalando con furia sobre las grandes rocas que lo protegen en abrazo amoroso.
Un
tiempo él también fue brazo protector de los amantes furtivos que llegaban en
noches sin luna, para entregarse a la ternura que tanta falta hace en el mundo;
luego, algunas autoridades, comenzaron a vigilar los alrededores y a impedir la
entrada a su terruño. Primero de noche. Luego todo el día.
Intentó
hacerse el desentendido. Seguía firme en su quehacer. No había tregua ni excusa
para suspender su alerta. Al contrario. Cuando aumentó el ingreso de tráfico
marítimo, ya fuera de los buques con sus inmensas cargas, barcos de pasajeros o
hermosos yates, procuraba ser notado y su luminosidad resaltaba aún con la
brillantez del sol del mediodía.
Pero
un día se dio cuenta que ya nadie notaba su silueta. Que ahora las máquinas
traían lo necesario para no necesitar de su ayuda. Las barcas ya no agradecían
su permanecer atento; ya no había vigías que se alegraban al observar su centelleo, avisando que llegaban al Puerto ni
los marinos hacían barullo al saberse sanos y salvos. Se fue acostumbrando a la
indiferencia de las modernas naves.
Aunque
algunas veces la tristeza ensombrecía su fulgor, no era por el olvido de sus servicios.
Extrañaba a las parejas con sus risas y arrullos; era constante la búsqueda en
su girar, de los roces de pies descalzos que trepaban por su escalinata,
mientras se escabullían entre sus recovecos, aumentando en el eco de sus
espacios, el ligero sonido de sus suspiros.
De
pronto surgió una nueva ilusión. Un soñador llegó un día con una cámara
fotográfica. Le tomó diversos ángulos. El volvió a sentirse importante. Giró
eufórico su lente. Brilló como nunca. Se esmeró en parecer bello, único. El
instante se le hizo eterno. Supo que al recrear las fotos descubrirán su
existencia y revivirá; claro que sobreviviendo a tantas experiencias, será un
nuevo amanecer. Entonces les dirá: quizá ya no soy el de antes, pero tengo
mucho que contar. En mis muros está la historia del puerto. Deben entender que
salvé muchas vidas y fui testigo del desarrollo de esta ciudad.
Cuando la gente vea las fotografías, recordará mi mejor época y vendrán.
Yo los esperaré, como siempre, brillando, sí, brillando.
Selene Guijarro
Debería
dejarte ir
Ser
madura y enfrentar mi soledad
Debería
tan solo hacerme a la idea de que no estaré y no estarás,
Entender
que somos tal para cual, mas nunca un nosotros.
Lo he
dicho antes
Te he
dejado ir, me has dejado partir
Y nos
volvemos a buscar en la oscuridad de la ausencia
Nos
besamos con imágenes de nosotros que son vagos recuerdos.
¿Llegará
el día que sea solo para nosotros?
O
estamos condenados a buscarnos y perdernos en el laberinto del azar
¿Será
acaso que nuestro destino esta entrelazado mas no unido?
Por
ahora solo quiero olvidar que te quiero
Quiero
perderme en otras bocas, encontrar nuevos sabores,
Quiero
olvidarme de tu nombre y arrastrar tu recuerdo al mar
Hasta
que no tengas otro sabor más que el de la sal que incomoda.
Más no
me atrevo a darte un adiós definitivo,
Vuelves
y me voy, te pierdes y es ahí cuando te encuentro
Varado
en el recuerdo, extrañando a mi cuerpo y mi locura.
Si tan
solo dejáramos aquello que nos separa,
El
orgullo, la moral... a ella, a mis hombres.
Pero
solo eres un hombre que le teme a mi libertad
Y yo
una mujer que no tiene costumbres.
Teme
cuando no te busque pues estaré con alguien más
Y al
día siguiente mis recuerdos no serán de ti,
Por mi
parte también temeré el perderte,
Pero en
lo que conocemos el miedo
Sigamos,
amante amándonos sin amar.
Cotidiano.
Selene Guijarro
Olvidado
te tiene el verbo olvidar.
Y paso
día y noche
Sin
poderte encontrar,
Paso
hambre, sueño, líneas.
Paso
besos y trago saliva,
Humo de
tabaco, ron con Coca-Cola,
Canciones
de blues, rock y trova
Y
enfrente un bar que me quiere llamar.
Pasas
desapercibido por la biblioteca,
Y me
doy cuenta de tu presencia porque me buscas,
Después
un rato subimos las escaleras,
Saludaste
al encargado de guardar secretos,
Y en
esa habitación fui de ti, tú de mí.
Todo el
mundo dejo de existir.
Solo
había alcohol para dos,
Cigarros
para un fumador,
Amor
para perfectos extraños.
Y el
tiempo pasó...
Y te
fuiste y al irte creció el deseo,
La
duda, los celos.
La edad
se cansó de crecer,
La
golondrina de volar,
Y tú te
volviste un cotidiano pensar.
Textos publicados en El Noticiero el 02 de junio de 2013.
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Palabras que se escapan.